De todos los feriados existentes en el universo, el 18 es por lejos el mejor: 1 semana (o 4 días, como este año que me cagó la U) de pura comida, bebida.. y su baile ocasional. Donde es casi obligación intoxicarse a punta de empanadas, choripanes, asado y chicha, y no hacerlo es hasta antipatriota. Nada de cosas light (¿habrá algo más desubicado que esas notas periodísticas explicando como reemplazar las calorías de un choripán por un pedazo de pavo con ensalada?) ni comidas finas: un festín de grasas, masas, carnes rojas y colesterol :). Aún quedan 3 largos meses para que comience el verano, para qué preocuparse ahora de la dieta, ¿no?.
He aquí mis postales culinarias del mal llamado bicentenario, que esta ocasión tuve la suerte de pasar en la cuarta región. ¡Y que llegue pronto el próximo septiembre!