domingo, 28 de noviembre de 2010

Especial Buenos Aires, parte 2*


*También conocida como "la búsqueda incesante de El Obrero"

El segundo día nuestro objetivo era claro: el bodegón El Obrero, una picada típica argentina de la que habíamos escuchado solo elogios. Pero obvio, no iba a ser fácil; aunque sabíamos que quedaba en La Boca, muy poca gente sabía su ubicación (y aún, de su existencia). Un taxista el día anterior nos había comentado (luego de decirle que pensábamos comer allá) que era por lejos la mejor parrillada argentina, y que nos iba a encantar, lo que claramente aumentó nuestras expectativas.
Así que partimos la expedición tomando una micro a La Boca, y bajándonos en Caminito, que creímos (ingenuamente) estaría cerca.


Luego de bajarnos, y antes de preguntar direcciones, gastamos varios minutos en las tiendas de recuerdos (para eso está Caminito) y las artesanías que hay en la calle. Igual no es muy impactante que digamos, así que en la feria empezamos a consultar. Y como al quinto intento, por fin dimos con un señor que sabía como llegar, y fue tan buena onda que hasta nos dibujó un mapa (nuestras caras de no cachar nada deben haber sido demasiado evidentes), y nos dijo qué micros tomar. Eso sí, había solo un inconveniente: El Obrero cerraba a las 3pm, y ya eran como las 4 y media. Osea, obligadas a ir al otro día.
Como a esa hora el hambre ya era incontrolable, tuvimos que almorzar ahí mismo. Luego de varias vueltas (y de muchísimos ofrecimientos de "señoritas, acá es más barato, más rico, no se equivoquen!") entramos a un restorán que se llamaba La Ribera del Tango. Supongo que da lo mismo donde comer, todos se veían parecidos: típico lugar turístico con comida de la zona y lleno de gringos y brasileros. Igual éste tenía su componente especial: el mozo más jote que ha pisado la tierra. Así que si es muy sensible, evite.




Aparte del mozo (que fue más chistoso que otra cosa) la comida era muy rica. Una de las cosas de mi lista era comer milanesas, así que ésta fue la oportunidad. Estaba bien buena, blandita, sabrosa, y con ese juguito de limón que me fascina. Las papas también estaban muy ricas, de haber podido habría pedido repetición (lamentablemente, el bolsillo no da para tanto).
El almuerzo completo, es decir, Milanesa + Papas fritas + Bebida (Mirinda, después de media hora de pedir Crush - porque tenían solo bebidas de la Pepsi) costó $40, con la propina incluida.



La ribera del tango, Caminito (al principio)

Y bueno, continuamos nuestro camino, para llegar en la tarde-noche al mall Alto Palermo, a nuestra segunda parada en la búsqueda del helado perfecto: Freddo.



Yo pedí un helado de 2 sabores, que superó con creces la experiencia del día anterior. En primer lugar (y algo importantísimo para mí) el barquillo era perfecto; crujiente, sabroso, y muy grueso. Y los sabores estaban realmente maravillosos: abajo un Banana Split (mi sabor favorito) exquisito, con pedazos gigantes de chocolate y manjar, y arriba Dulce de leche con almendras bañadas en chocolate (pal chileno: manjar con vizzio). Ambos CELESTIALES, y las porciones eran bien abundantes, pura perfección.
$19 el helado de 2 sabores, parece un poco caro pero lo vale completa e indudablemente.


Freddo. Hay uno en cada esquina, así que para qué dar direcciones.

Al otro día salimos bien temprano, para estar listas y llegar a tiempo a almorzar a El Obrero (que a estas alturas ya nos tenía un poco desesperadas). Para no perdernos, tomamos un taxi, nos bajamos en Brown con Benito Pérez Galdós (como indica la X en el mapa de más abajo) y, luego de preguntar un par de veces, dimos con el lugar. En varias guías de internet dicen que el barrio es peligroso, pero la verdad, no es nada terrible. 



Llegamos como a las 2pm y estaba llenísimo, de un público compuesto en un 90% de hombres, la mayoría en grupos grandes, ecxepto por 2 viejos maestros que se notaban asiduos al restorán, y que se zamparon 2 pescados GIGANTES (y enteros) como en 10 minutos, frente a nuestros ojos (así da gusto). Apenas entramos nos recibió un aroma impresionante a asado, la mejor bienvenida. El lugar, orgulloso representante de su barrio, está tapizado con banderas y otros recuerdos de muchísimos clubes, y por supuesto, la insignia de Boca en todos lados. También, en la otra pared, tiene un montón de fotos de gente como Maradona y otros ídolos (que detallaría pero no ví, porque estábamos muy lejos).
La atención fue rápida y muy amable. Al parecer, 2 jóvenes (oh sí) chilenas metidas en un lugar como ese es algo súper simpático para las personas.




Y ahora, a lo que vinimos: pedimos un Asado de tira, un Bife chorizo, y una porción de puré y otra de ensalada mixta (así como para no sentirnos taan cerdas). Existe la opción de pedir media porción, pero no es recomendable, porque cuesta como 3 pesos menos, y por casi la misma plata a mí nadie me convence de comer la mitad. Cuando llegaron los platos no lo podíamos creer (y tampoco los comensales de al lado, que se sorprendieron al ver nuestras porciones completas): 2 bandejas con unos cortes preciosos, en su punto, con un olor increíble. Francamente eso bastaba para el almuerzo, igual nos comimos los acompañantes, pero estaban de más. La carne, como esperábamos, estaba deliciosa, blanda, jugosa y sabrosísima. Auténtico asado argentino. En serio, ese juguito deberían embotellarlo y venderlo como souvenir, les iría excelente.


Después de terminar hasta el último pedazo de tamaño festín, dudamos si pedir o no postre. Realmente no era necesario, pero justo pasó junto a nosotros un mozo con una torta que se veía maravillosa, y nos tentó demasiado, así que la pedimos. Era un Pavé de vainilla, un bizcochuelo exquisito, con crema de no se qué y bañado en licor. Muy muy rico, y perfecto para terminar el almuerzo.


Ésta fue, por lejos, la mejor comida que probamos en Buenos Aires. Valieron la pena todas las vueltas que dimos para llegar, disfrutamos hasta las últimas migas, y claramente quedamos con ganas de volver por más. Ahora, los precios: Bife Chorizo: $41, Asado de tira: $37, Ensalada mixta (tomate, lechuga y cebolla): $18, Puré: $12, Bebida: $8, Pavé de vainilla: $18,8, y Costo por servicio: $6. En total gastamos $148 (2 personas, osea como 10 lucas cada una).  Nada más que agregar, si están en Buenos Aires, es casi una obligación ir. En este instante veo las fotos y le pregunto al universo porqué cresta estoy acá.


El Obrero, Agustín R. Caffarena 64, La Boca.

(Continuará)


2 comentarios:

  1. Bueniiiiiisimooo Bloogg.

    recien me di cuenta que jaja puedo postear como anonimo.

    (la flojera de hacerse un blog me gano)

    Eso, la felicito señorita, y actualize mas seguido

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